Bueno, este es la historia que estoy escribiendo, no es muy buena, y a puesto a que hay millones de faltas ortograficas, al principio tiene poca coherencia que quiero con el tiempo de correciones, labrar la historia, etcétera, que esto siga hacia delante, estoy esperando porque quiero que sea una tríologia, perdón si es un poco compleja, fantastica o como la querráis llamar, Ahh! y tiene derechos de autor, por lo que por favor, no copies mi idea, y si quieres subirla a otro lugar, enviame un correo, que tampoco cuesta tanto. Gracias!
-----
Capítulo 1
Estaba tumbada en el suelo, con un vestido blanco sin mangas
y por abajo, abierto por los dos lados, con una manzana en mis manos, estaba
observando el sol, bueno, los soles, había dos esferas en cada extremo que
recorrían el lugar una y otra vez, nunca era de “noche”, nunca había oscuridad.
De pequeña, había escuchado sobre que en la tierra, había otra esfera, llamada
luna, que salía cuando la oscuridad reinaba, para iluminar a la gente que aún
rondaba por las calles. Pero nunca lo había comprobado, ya que yo no vivía en
la Tierra, vivía en Stária. En un pueblo lejano de aquí, se escuchaban unas
energéticas campanadas, simplemente había ido de pequeña con mi padre, por lo
que no lo conocía, era un pueblo pintoresco, diferente a como había descrito mi
padre la tierra, con caminos de piedra, casas pequeñas pero acogedoras,
diferentes, como los dibujos de sus libros, que mi padre le había entregado de
pequeña, de grandes edificios, con millones de ventanas. Me levante poco a
poco, como siempre, a esa hora, una chica con un vestido blanco como la nieve
salía de el edificio más alto, mientras sonaba campanadas y había gente a fuera
vitoreando, tirando arroz. Agarré mis cosas y volví a casa, estaba a la otra
punta, lejos del pueblo y de la montaña. En cuanto llegué, dejé la bolsa en el
sofá, fui a una pequeña caja donde tenía comida en conserva, hacía dos días,
había hecho queso y aún se conservaba, así que lo puse en la mesa junto con más
alimentos, y comí en silencio, como siempre. Era ya las siete de la noche, y
las dos esferas rojas del cielo, que mi padre dijo que eran soles, estaban cambiando
su lugar, para dejar pasó a una luz mucho más débil. Fui a lo que antes era la
habitación de mi padre, y cogí de la estantería un libro cualquiera, se llamaba
“Planeta tierra, ¿Mito o realidad?”, fui a mi cama y empecé a leer, llevaba
leyendo un rato, eran las nueve o las diez en cuanto me dormí.
***
Fogonazos de luz, muchos fogonazos. Me levanté sobresaltada,
eran las tres de la mañana, pero algo pasaba, algo que me incomodó mucho, todo
estaba oscuro. Me entro pánico. Agarré el pequeño cuchillo que mi padre me
había dado con tres años. Salí al balcón y vi una luz en la montaña, salté, ya
estaba acostumbrada a saltar por el balcón. Ya no tenía mis poderes, hace
tiempo que se me bloquearon, creo que fue en el mismo instante en el que mi padre
murió, pero no podría decir nada seguro.
Corrí velozmente a la montaña, en busca de la fuente de donde había salido la
luz, en cuanto llegué, vi un lago y me acerqué, se veía simplemente mi reflejo,
una chica de pelo marrón con mechas naturales rubias, unos ojos verde pistacho
y una piel inmaculada y morena por el sol constante, la piel con sus marcas
blancas que se notaban en la distancia -de las cuales nunca les había podido
dar explicación-, había sido maltratada muchas veces, pero seguía igual de
suave que siempre,. Mi reflejo se empezó a distorsionar y se vio una ciudad de
altos edificios, con el cielo oscuro, pero toda la ciudad iluminada. Por una
calle, un chico pálido de pelo bastante largo, con una cazadora y unos
pantalones tejanos con cadenas iba paseando por las calles, de espaldas, mi
corazón se aceleró, era la primera vez que veía una persona de tan cerca que no
fuera mi padre, con mis finos dedos, toque el reflejo del chico, y de el
reflejo salió una pequeña esfera de color blanca, acerqué mi mano lentamente y
antes de que pudiera tocarla, el lago me arrastró al vacío, la gema se volvió
negra, antes de poder hacer algo más, vi como la gema se partía en trozos y caí
en una negrura la cual me envolvió, y me sentí niña, otra vez.
Me dolía todo el cuerpo, sentía una agitación en mi hombro
izquierdo, y alguien que decía “chica, chica, ¿Estás bien?” todo el rato. Con
un gran esfuerzo, abrí los ojos y vi al chico del pelo moreno, en frente mío
con sus ojos color miel mirándome fijamente, se me cortó la respiración.
-¿Estás bien? No te he visto salir de la discoteca -dijo
mirándome preocupadamente.
-¿Discoteca? -dije extrañada, y tartamudeando un poco.
-Sí, la del fondo- dijo a señalándome un pequeño local con
mucha cola y luces- ¿O es que te gusta ir por la calle con vestidos por la
noche, para pasear?- dijo sonriendo más tranquilamente, vi mi ropa, seguía con
mi vestido, estaba un poco más pálida de lo normal, y las líneas de mi piel se
marcaban mucho menos.
-Yo… Eh… ¿Dónde estoy? -dije extrañada, el chico miro un
cartel de piedra que había clavado en un edificio
-En la calle Sardenya -dijo tranquilamente
-¿Dónde? -dije otra vez extrañada
-eh… ¿Barcelona? ¿Europa? ¿Planeta tierra? - dijo el chico,
sonreí, acababa de llegar al planeta que quería visitar desde que tenía cinco
años.
-¿Por qué sonríes? Das un poco de miedo sabes, creo que vas
demasiado bebida -dijo el chico, tendiéndome una mano- Me llamo Daniel, ¿Y tu?
-Sara -dije, mientras posaba mi mano en la suya, por un
instante, sufrí un colapso, en el cual mis ojos dolieron, vi varios recuerdos
del chico, Daniel, su hermano, su madre, sus amigos, su colegio… Cuando volví a
abrir los ojos, Daniel estaba pálido, me di cuenta de que mis marcas habían
estado brillando de forma rara, para acabar volviendo a su color normal.
-¿Qué… Qué ha sido eso? Creo que yo también voy demasiado
bebido… -dijo, mientras mostraba una sonrisa torcida.
-¿Bebido? ¿Tan joven? -dije
-¿Sola de noche, tan joven? -me dijo Daniel, me encogí de
hombros
-Yo estaba muy tranquila en mi casa, sinceramente no sé que
hago aquí -dije, mirando al cielo, a ver si veía algo raro-
-Bueno… -dijo Daniel, poniéndose el pelo bien
- Está todo oscuro… -susurré, mirando de forma extraña el
cielo.
-claro que está oscuro… Es eh… De noche- dijo mirándome de
forma rara.
-Sí, de noche… -dije
con una sonrisa entre los dientes.
-Vale, Creo que tengo que llevarte a un hospital, no quiero
que te de un blanco -dijo, llevando su mano al bolsillo de su cazadora, antes
de que sacara el móvil lo agarré de la mano y le miré a los ojos fijamente.
-Por favor… No me lleves a un lugar el cual ni conozco-
dije, con mis ojos verdes apuntando a sus ojos marrones.
-Eh… -dijo dudando, pero sin parar de mirar a mis ojos-
Espera a que lo consulte con mi padre.
Se alejó, y empezó a teclear algo en su teléfono, después de
una larga conversación colgó y volvió a mi.
-Vale, si quieres puedes tener una pequeña estancia en mi
casa, pasarás la noche, y por la mañana iremos a revisarte al médico y te
llevaremos a casa, ¿Vale? Pero me gustaría que llamaras a tus padres de que no
iras a casa- dijo seriamente Daniel.
-Suerte con ello, creo que había un juego al que llamaban ouija,
con el que podías contactar con el más allá, o eso leí en un libro -dije
sonriente
-Lo siento, ¿entonces vives con un tutor o familiar?- dijo
Daniel
-Sola, y muy lejos -dije admirando otra vez las elevadas
construcciones llamadas Edificios.
-¿Sola? ¿Cuántos años tienes, quince? -dijo mirándome
-Quince, en poco dieciséis si me apuras -dije
-¿Y no has ido a protección del menor ni nada? -dijo Daniel
-¿A dónde? -dije extrañada- Llevo sola desde los nueve años,
se cuidarme -dije de brazos cruzados. Un Ford S-Max de color negro se paro enfrente nuestro.
-Ven
Sara -dijo Daniel, acercándose al coche. -Hola papá, esta es la chica que te
dije, Sara, este es mi padre, Frank.
Le
saludé con la mano, Frank era un hombre de pelo un tanto largo, grisáceo,
llevaba unas gafas. Daniel abrió la puerta de atrás, y me hizo una señal de que
entrara, Daniel me miro, yo un poco nerviosa empecé a mirar hacía delante.
-Sara…
El cinturón… -dijo Daniel
-Oh…
No tengo -dije revisando mi cintura, Daniel bufó
-El
cinturón de seguridad… -dijo, le miré extrañada, al final, Daniel, con un
rápido movimiento saco el famoso cinturón y lo metió en una ranura, haciendo
que se escuchara un “clic”, después, cerró la puerta y se puso en el asiento
delantero y se puso el “cinturón de seguridad”. Después de que el motor se
encendiera, y el coche se pusiera en marcha, y yo pensara algo tipo “¡magia
negra!”, Frank y Daniel empezaron a hablar, básicamente sobre mí, al cabo de
diez minutos, Fran me miró por el retrovisor.
-Y
Sara, me ha dicho Daniel, de que tus padres murieron, ¿puedo preguntar por
qué?-dijo, mientras Daniel apoyaba su cabeza en el cristal.
-Mi
madre no se, desde que nací nunca la he visto, y mi padre, desde los cuatro
años iba y venía por culpa del trabajo, con nueve años, fue a hacer un trabajo
importante y no volvió, vivíamos en una casa, en el campo, al lado de la
montaña, leía libros que mi padre tenía, pero nunca había visitado ninguna
ciudad.- dije, mirando como la ciudad avanzaba con rapidez
-¿Y
como es que estás aquí? -dijo Daniel
-Sinceramente,
no lo se, hace un momento, estaba en mi casa, me dormí, en cuanto me desperté
vi una explosión, fui a ver y en cuanto me acerqué ya no estaba ahí, pude a ver
desmayado o algo por el estilo, no se… -dije, mareándome al ver como avanzaba
todo tan rápido en la carretera. Daniel y Frank se miraron.
-¿Esto
te había pasado antes?- dijo Frank
-Bueno…
No tan fuerte creo yo -dije mirando como un coche a la derecha nos adelantaba.
-Esto
lo hablaremos mañana -dijo Frank. Llegamos a su casa cinco minutos después, era
un piso de tres u cuatro plantas, de balcones negros, había pocas flores, pero
figuritas de hombres gordos, vestidos de rojo y con una barba espesa estaba
decorando todos, con algunas lucecitas de colores. Pasamos por el portal, el
cual era de madera falsa, y subimos unas escaleras,
llegamos a un tercer piso, cuando Frank y Daniel se pararon enfrente de una
puerta, Frank saco unas llaves metálicas. En cuanto entramos, vimos una débil luz
al fondo que provenía de una de las salas de la casa. En la sala, había una
mujer, de pelo corto castaño, y unos ojos del mismo color que los de Daniel. A
su lado, un chico casi idéntico a Daniel, estaba sentado al lado jugando con
una maquina, creo que se llamaba game boy, la había visto en una de las
ilustraciones de mi libro, si no hubiera sido, por que el chico era mucho más bajo, hubiera dicho que
eran hermanos gemelos o algo por el estilo.
-¿Qué
hace Jack despierto? –dijo frank, mientras le daba un beso en la mejilla a la
mujer.
-Se
ha despertado con el alboroto, ¿Esta es la chica? –dijo acercándose a mi con
una leve sonrisa.
-Sí,
esta es la chica mamá, por favor, no la acoses –dijo Daniel acercándose-
Sara, esta es mi madre, Merche, y mi
hermano pequeño, Axel. -dijo mientras con un dedo se sacaba el flequillo del
ojo.
-Encantada
-dije un poco sonrosada, nunca había hablado con nadie y conocer a tanta gente
a la vez me ponía de los nervios.
-Será
mejor ir ya a dormir, no tenemos una habitación de más, pero seguramente a
Daniel no le importará compartirla con su maravilloso hermano, y tu dormir en
su habitación- dijo Merche.
-Bueno…
-dije un poco de los nervios- Vale, pero no tengo ropa diferente ni nada.
-Tranquila,
creo que tengo una camiseta que ya no utiliza Daniel, espero que no te importe
-dijo, mientras se iba por un pasillo, mientras todos nos quedábamos en
silencio, empecé a observar la sala, era de un color azulado, con una mesa al
fondo, había un par de muebles pegados a una pared, que estaba al lado de una
gran ventana, había un sofá -en el cual habían estado sentados Axel y Merche-
de color marrón claro pegado en la pared de en frente, me di cuenta, que entre
los muebles, había un televisor, simplemente la había visto, como lo demás en
las ilustraciones y me pareció algo fascinante, ¿Cómo hacían para hacer dibujos
que se movieran? Era impresionante, aunque no comente nada, ya parecía
demasiado rara en este mundo, como para asustar más al personal. También había
una moqueta de color claro la cual era agradecida por mis pies descalzos, algo
de lo que me acababa de dar cuenta, como Daniel.
-¿Vas
descalza?- dijo mirando mis pies
-Eso
parece…- dije un poco avergonzada
-te
vas a hacer daño, espera- Daniel fue esquivando objetos hasta desaparecer por
el pasillo, en unos minutos volvió con unas zapatillas de ir por casa. -Te irán
grande, pero mejor esto que nada, siéntate.
Me
senté en una silla y con una delicadeza, como si mis pies fueran de porcelana,
puso las zapatillas poco a poco, yo miraba su cabeza agachada mientras ponía
poco a poco las zapatillas. Cuando estaba poniendo el otro, empezó a mirarme a
los ojos, mi mirada se perdió en la suya en poco volvió a bajar la vista, al minuto
o dos, lo que a mi me pareció segundos. Su hermano, después de guardar con
esmero la partida se fue a dormir, y Frank, lo dejo todo a su mujer, la que
vino a los segundos, con un pijama que por la anchura diría que era de Daniel.
Después de que Merche y Daniel hablaran un poco, Daniel se fue a la habitación
de su hermano después de recoger su pijama y luego, Merche me llevo a la
habitación de Daniel, la cual sus
paredes eran de un color verdi-azulado, cerca de la puerta estaba el ordenador
y en una de las paredes había un armario, al fondo, debajo de una ventana
estaba la cama, en la silla había un par de camisetas.
-Ya
sé que la habitación no es de cinco estrellas, pero por una noche no pasa nada,
cámbiate y deja la ropa a un lado, en cuanto pueda la lavo y te la devuelvo-
dijo Merche, mientras recogía un poco la habitación, vi que había una funda de
guitarra al lado del armario, diferente a las guitarras que había visto, yo
solo conocía lo que aquí llamaban guitarra española, pero estaba demasiado
cansada como para saber. Merche se fue y lentamente me saqué el vestido, en
poco acabe con el pijama de Daniel, antes de apagar la luz, miré por la
ventana, y vi a un grupo de chavales en la pared de enfrente, eran chicos
normales, lo raro, es que no bromeaban, ni se movían, como solía decir mi padre,
que hacían el loco, algunos podían llegar a ser peligrosos, pero eso solo por
la noche, por la mañana solían ser simpáticos y un tanto más joven, pero estos
simplemente estaban mirando a mi ventana, todos con ojos negros, negros de una
oscuridad profunda.
----
Intentaré subir una entrada, con los nombres de todos los que van a salir, o salen con una descripción física, y un poco mental, Gracias y adióóós!